Uróboros

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Río arriba, cauce en la sombra, huellas dejan en el césped removido por el aliento de los años recorridos, pasos que se esconden el uno tras del otro. Mientras el último estigma del sol baja por la línea del horizonte y la oscuridad empieza a cenarse a la tierra, dos cuerpos andantes vuelven a repetir el paseo de cada crepúsculo.

-Hoy he vuelto a caer en la trampa de Era.
-No digas "volver" si nunca saliste, los mártires no se quejan.

Mártir de los sueños, usa el agua del río para ver reflejada su propia alma, se mira y se odia, y luego se perdona, se da una oportunidad que sabe que no cumplirá y se mantiene a flote en un lago que él mismo llena, con una barca mal acabada con materiales defectuosos.

-¿Ves este agua? Es color rosa.
-El daltonismo es una enfermedad contagiosa, como el amor.
-Ninguna de las dos se puede contagiar.
-Ninguna de las dos está.

Una venda color rosa que da vueltas infinitamente a sus ojos y con el roce le causa quemaduras que ningún grado puede medir, hasta quedarse ciego.

-¿Por qué cierras con tu hastío las puertas que dolores del alma me costó abrir?
-Porque más dolor te cuesta mantenerlas abiertas, y no puedes cerrarlas.

Y en su mente vio un mandoble en la mano de su compañero, que contraatacó con el suyo propio. Espadas sangrantes abrazándose a sus puntos de vista.
Y una vez derrotada la espada contraria, ésta pensó:
El rey ataca sólo para defenderse de los peligros para el reino, lástima que éste lo siga amando aun estando equivocado.
Y preparó una horca que nunca usaría.

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