Tu amiga va pasando tan rápido
como huyen los ríos de las montañas.
Y tú, que eres tan estúpida
quieres huír, y la engañas.
Pensándola mala y terrible,
genocida de las bellezas,
la confundes con su padre
que sólo sabe franqueza.
Vida, tiempo, belleza y muerte.
Del ser humano todos amigos.
Y tú, que sólo tientas la suerte,
fíjamente, miras tu ombligo.
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