|
Días agujereados que cierran
vientres a piernas abrazados.
Tumbada miras tus manos.
Hueles el azul del alba,
duermes el vacío de las horas.

Tantas preguntas sin respuesta,
tantas lágrimas inconexas,
notas desafinadas, ventanas abiertas.
Tus ojos en el gris filo,
abatidos, se encuentran.

Es hora de amanecer
entre vírgenes vestales.
Olvidar al mundo que te olvida.
Esperar a que al fin la lluvia
libere su belleza contenida.


0 comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores