Daban las 19:15.
45 minutos faltaban
para acabar la jornada.
En cinco minutos serían
las 19:20, y sólo quedarían 40.
En 10, quedaría media hora.
En otros diez, quedarían 20 minutos.
Esos 20 se pasarían muy rápido,
pues son dos partes de 10.
Cuando volví a mirar el reloj,
daban las 19:16.
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