Alicia sin ciudades

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Alicia tenía miedo, no observaba al futuro, para ella era lo inevitable. No confiaba en nadie por naturaleza, aunque fuera algo que ella deseaba. Alicia amaba con todo su corazón en las pocas ocasiones que se le acontecían, demasiado pocas. Se quedaba noches despierta, acurrucada, pensando en el  mundo y en la gente. Alicia se sentía una extraña, Alicia deseaba poder desear, Alicia no se sentía viva.

Alicia no era una mujer, tampoco un hombre. Estaba fuera de todo y cada vez más lejos y más lejos. Se preguntaba por qué tendría que imitar la faceta dura y el perfil pétreo que todo el mundo parecía tener. Ella no era así y le dolía cada segundo.

Alicia estaba sola, aunque siempre rodeada de gente. Alicia creía comprender a los demás aunque no la comprendieran a ella. No sabía qué hacer para ayudar a los demás, pero lo intentaba.

Alicia soñaba, a todas horas. Alicia se alimentaba de sueños.

Aunque un día dejó de soñar.

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